La Misión es una de las tareas apostólicas que año tras año emprende el Instituto Miles Christi, colaborando así en la obra misionera de la Iglesia. Siguiendo el mandato de Cristo “Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda creatura” (Mc 16,15), el Instituto promueve la formación de distintos grupos de jóvenes de varones, chicas o mixtos, que quieran emprender el desafío de llevar el mensaje de Jesucristo a muchas almas necesitadas.
Grupo San José
Bajo la inspiración y guía del Instituto, el Grupo Misionero San José es el primero y más antiguo de nuestros grupos misioneros, encargado concreto de llevar adelante esta aventura misionera. Este grupo de jóvenes lleva el nombre de su santo patrono, a quien manifiesta una especial devoción, y a cuya providencia paternal confía, año tras año, todas las necesidades materiales y espirituales que hacen falta para llevar adelante esta obra.
Misión
La principal Misión se realiza anualmente en algún pequeño pueblo de Argentina, normalmente durante los días previos a la Navidad. Sin embargo, unos meses antes comienzan las tareas preparativas y formativas. Los jóvenes varones, por lo general estudiantes universitarios, se reúnen en varias sedes -pequeños grupos en distintos lugares del país- para conformar, durante los días de Misión, un solo y gran grupo.
Una vez en el pueblo, los misioneros cuentan con la presencia de un Sacerdote que será quien durante los días de Misión celebrará la Santa Misa, administrará los Sacramentos, predicará y estará al servicio de todos los que lo necesiten.
Los días de Misión son días de intenso trabajo apostólico: los misioneros recorren todo el pueblo varias veces, hablando de Dios con las personas, y hablando con Dios de ellas. Efectivamente, todos los días los misioneros tienen también un tiempo para la oración personal en el que encomiendan a Dios a todas las personas a las cuales visitarán, renovando así el deseo de transmitir la fe a quienes están más alejados de Dios.
La misión tiene como meta, entre otros objetivos pastorales, ayudar a la gente a vivir de un modo más profundo e intenso el misterio de Navidad. Para ello se sirve de diversos medios, siendo uno de los principales la representación de un “Pesebre viviente”, realizado con la participación masiva de la gente del lugar.
Entre otras actividades que se realizan en esos días, además de las visitas por las casas, están: el vía lucis (procesión con velas en donde se recuerda la historia de la salvación); la catequesis de niños; la imposición de escapularios de la Virgen; la procesión al cementerio; entronización de ermita en honor a la Virgen; además de distintas actividades recreativas como juegos con los niños o el clásico fútbol con los jóvenes del lugar y los fogones nocturnos.
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“¡A cuántos hombres es preciso llevar todavía a la fe! Cuántos hombres es preciso reconquistar para la fe que han perdido, siendo a veces esto más difícil que la primera conversión a la fe. Sin embargo la Iglesia, consciente de aquel gran don, del don de la Encarnación de Dios, no puede nunca detenerse, no puede pararse jamás” (Juan Pablo II, Hom. 6-1-1979).
“Dios quiere que todos los hombres se salven y vengan al conocimiento de la verdad” (1 Tim 2, 4), pero para eso hace falta hombres que quieran ser instrumentos, y llevar a otros la verdad del evangelio.
“Así como Tú me has enviado al mundo, así yo los he enviado también a ellos al mundo” (Jn 17, 18). También hoy el Señor nos envía. Hoy más que nunca se necesitan jóvenes que quieran dar parte de su tiempo para una de las tareas más propias de la caridad del joven católico: el apostolado. Sólo en la eternidad sabremos el bien que hemos hecho al participar de una Misión como esta.