La llamada divina a la santidad exige en Miles Christi una intensa vida de oración, como instrumento eficacísimo para hacernos hombres de Dios.
Por eso, en nuestra Milicia, la vida interior siempre tiene la primacía, sin que nos dejemos ofuscar por el activismo, ni alucinar por el brillo de éxitos ruidosos. Ante todo, trabajamos por alcanzar el más ardiente afecto hacia las cosas espirituales, las virtudes sólidas y perfectas, la pureza de intención y la reverente familiaridad con Dios.
“La celebración y adoración de la Santísima Eucaristía constituye uno de los pilares fundamentales de la vida espiritual de Miles Christi y, a la vez, la fuente de la cual cada día los religiosos obtienen las gracias y fuerzas necesarias para la vida consagrada y apostólica” (Const. 102).
“La abnegación es la característica propia del servidor que, por definición, no es para sí mismo, sino para su Señor; es la virtud del servicio entero e incondicional. Es la abdicación del amor propio (…) que se sacrifica sin reservas, por las obras y los intereses de Jesucristo” (Const. 18).
“El amor y veneración filial al Santo Padre es una característica saliente de nuestro Instituto. En Roma tenemos el faro de la Verdad” (Const. 78).